Fue uno de los monarcas europeos más poderosos y uno de los símbolos de una de las dinastías más notables de la historia: los Habsburgo.
Por la vía paterna también fue descendiente de poderosos gobernantes y heredero de importantes territorios: de su abuelo Maximiliano I, el Sacro Imperio Romano Germánico, y la Casa de Borgoña de su abuela la Duquesa María.
Se lo conoce indistintamente como Carlos I de España (1516-1556) y Carlos V, emperador de Alemania (1519-1556).
Sus padres fueron Felipe el Hermoso y Juana I de Castilla, mejor conocida como la loca, apodada de ese modo por sus problemas psicológicos, que fueron los que en definitiva marcaron su pronto ascenso al trono español ante la incapacidad declarada de su madre.
Nació el 24 de febrero del año 1500, en la ciudad belga de Flandes, perteneciente al Sacro Imperio Romano Germánico.
Las alianzas dinásticas, las muertes prematuras y las incapacidades de sus familiares lo colocaron al mando de los tronos más notables de Europa con tan solo 20 años.
Su máximo anhelo político fue instalar un imperio universal basado en los principios del cristianismo, y por caso, debía repeler cualquier amenaza a dicho objetivo, tal y como lo hizo en su largo gobierno enfrentándose a la Reforma Luterana y al Imperio Otomano, entre otros.
Los padecimientos emocionales y físicos, sumado a los crecientes problemas de gobierno en los vastos territorios que dirigió, marcaron la decisión de alejarse de la política tres años antes de su muerte, en 1555.
Pasó los últimos años de vida en un convento en Extremadura y falleció en 1558.
La pareja tuvo varios hijos: el primogénito y heredero del imperio Felipe II, María y Juana, a quienes también casaron con sus primos hermanos, y otros cuatros hijos que no sobrevivieron, inclusive el último aborto marcó la muerte de su esposa a la temprana edad de 35 años.
Autor: Redacción Quien.NET