La vida de este notable actor estuvo signada por momentos magníficos, exitosos y felices, y por otros tantos dominados por el dolor que solamente una enfermedad inesperada e irreversible pueden provocar.
Sus similitudes físicas con el héroe de la historieta, su escasa fama en el medio que era lo que la producción buscaba, y sus habilidades deportivas, fueron claves en su elección.
Tras Superman, en 1978, participó en el resto de las cintas que compusieron dicha saga: Superman II, Superman III y Superman IV, en 1980, 1983, y 1987, respectivamente, y se "recibió" de estrella de Hollywood tras el impresionante éxito de taquillas de las mismas.
En mayo del año 1995, mientras participaba de una competición de equitación, tuvo un accidente que lo dejó tetrapléjico y sin la capacidad respiratoria autónoma.
A una dura y larga rehabilitación le siguió para siempre la vida en una silla de ruedas, y la asistencia mecánica para respirar.
A pesar de la tragedia que le tocó atravesar, jamás decayó en su recuperación y humor, demostrando un temple único.
Tras el accidente realizó algunas pequeñas participaciones en series, e incursionó en la dirección.
Su segunda esposa Dana, también actriz y en pleno éxito al momento del accidente de su marido, decidió abandonar su carrera para dedicarse a su cuidado.
De su asistencia se ocupó hasta el último día de vida de su esposo, que llegó el 10 de octubre de 2004, y a la par desarrolló un intenso activismo a favor del estudio y el tratamiento para la cura de la parálisis, vía cultivo de células madre, y creó la Fundación Christopher And Dana Reeve dedicada exclusivamente a dicho fin.
Con Dana tuvo un hijo y anteriormente, de su unión con la representante de modelos Gae Exton, nacieron sus dos primeros hijos.
Dana, falleció dos años después, en 2006, a causa de un cáncer de pulmón pero afortunadamente los hijos del actor continuaron con la actividad de la fundación de manera muy comprometida en honor a las memorias de su padre y su esposa.