Fue una de esas mujeres que saltó a la historia con la tremenda admiración de sus pares porque se animó a hacer lo que a su género le estaba vedado en pleno siglo XIX.
Desarrolló una prolífica y celebrada carrera como autora, y se la considera una pionera de la novela en su país natal y en el mundo hispanoparlante.
Sus producciones nos revelan detalladamente los sufrimientos de los indios, sin victimizaciones, pero sí remarcando esa cruda realidad que les tocó padecer.
Era oriunda de la ciudad de Cuzco, en Perú, donde nació en el año 1852.
Como era uso y costumbre en la época tuvo que casarse tempranamente y relegar su anhelo de estudiar medicina porque su padre no se lo permitió.
Quedó viuda tras una década de matrimonio y a partir de ese momento se dedicó a la carrera de letras.
Fue la jefa de redacción de la revista El Perú ilustrado, una de las más valoradas por aquella época en su país, y fundó una imprenta en asociación con sus hermanos.
Sin lugar a duda, la comunicación y la literatura fueron sus dos grandes pasiones y a pesar de las restricciones que sufría su género se las ingenió para desarrollar infinidad de exitosos y valiosos proyectos vinculados a ellas.
Su casa fue atacada y tuvo que dejar su patria a causa de la antipatía que se fomentó contra ella.
Luego de una serie de viajes por Europa y Estados Unidos se asentó en Buenos Aires donde terminó su vida, en el año 1909, a causa de una pulmonía.
En Argentina se dedicó a la enseñanza y continuó su carrera literaria.