El atragantamiento suele ser una de las causas de mortalidad de la cual ningún ser humano puede estar exento porque no tiene que ver con la genética, o la deficiente salud que pueden desencadenar los hábitos poco saludables.
La acción consistía en abrazar de atrás a la persona afectada por el atragantamiento mientras se lo presiona debajo del esternón con un apretón seco y potente para que pueda expulsar el objeto que lo atragantó y le bloqueó el ingreso de aire a los pulmones.
Pero como suele suceder con muchos recursos o prácticas médicas, no tardaron en aparecer los cuestionamientos a la misma a razón del presunto daño que puede provocársele al paciente en su organismo con la mencionada manipulación corporal.
Aunque hasta hoy no ha habido una prueba concreta de su perjuicio muchos especialistas se siguen manifestando en su contra.
A Heimlich ciertamente poco le importaron las críticas y él pasó su larga vida profesional promocionándola en todo espacio médico, o no, que se le permitió hacerlo.
Hasta la llegada de su maniobra, cuando alguien se atragantaba con un objeto o con comida recibía en su espalda palmadas, pero en la mayoría de los casos no había resultados.
Para Heimlich las palmadas o introducir un dedo en la garganta para que empuje el objeto atragantado eran acciones inútiles y más perjudiciales porque lo empujan más abajo y no resuelven el problema.
Era oriundo del estado de Delaware, donde nació en la ciudad de Wilmington, en el año 1920.
Se graduó en la carrera de medicina, y se especializó en cirugía torácica, de ahí su conocimiento específico sobre el tema del atragantamiento y su objetivo de encontrar un método efectivo de desobstrucción traqueal.
Falleció el 17 de diciembre, en Cincinnati, donde desarrolló casi toda su carrera profesional.