Cristóbal Colón se llevó todos los palmares en el siglo XV cuando tocó continente americano por primera vez y con ello abrió el camino para el conocimiento de un nuevo “mundo” que ofrecía riquezas materiales, geográficas, entre tantas otras cosas.
Erikson fue un explorador nacido en el siglo X, en Islandia, que integraba una familia de exploradores avezados pero nunca se enteró que su llegada a las tierras del norte de América habían implicado algo tan magnífico como es el descubrimiento de nada más y nada menos que un continente desconocido.
Su padre fue Erik, el rojo, quien luego de exiliarse fundó la primera colonia vikinga en Groenlandia.
El rey noruego Olaf I Tryggvason sería un gran apoyo político, además de haberlo convertido al cristianismo lo ayudó en sus diversas expediciones.
Habría sido un navegante islandés quien le advirtió a Leif la existencias de esas tierras desconocidas en América, las cuales habían sido avistadas unos 14 años antes.
Decidido a apreciarlas él mismo le adquirió la embarcación a este navegante y le pidió que le enseñase la ruta.
Llegaron en invierno y decidieron permanecer allí hasta que el tiempo mejorase.
Construyeron unas cabañas y quedó oficialmente inaugurado así el primer asentamiento vikingo europeo en América.
Cuando mejoró el clima, en la Primavera, emprendieron la vuelta.
Erikson habría fallecido en Groenlandia aproximadamente en el año 1020.
Si bien esta historia es conocida, por supuesto, no gozó de la fabulosa prensa que tuvo el descubrimiento de Colón como ya dijimos, con lo cual la travesía e hito de Erikson ha quedado algo opacado por ello.
Se decidió elegir ese día para celebrarlo porque un 9 de octubre, pero de 1825, procedente de Noruega, llegó a la ciudad de Nueva York la primera inmigración nórdica organizada.