Fue un militar peruano que despertó una tremenda admiración en su pueblo por la valentía con la cual actúo en los campos de batalla en los que participó, y que se convirtió en héroe cuando dejó su vida por la patria, en la batalla de Huamachuco, en el marco de la Guerra del Pacífico.
Era oriundo de Perú, donde nació en el año 1853, y perteneció a una familia de fuerte raigambre política, con un padre varias veces presidente de la Nación (Mariano Ignacio Prado) y un hermano que también lo fue (Manuel Prado).
Se unió al ejército peruano muy joven y tras estudiar Ingeniería en los Estados Unidos se unió y participó de los movimientos independentistas de Cuba y de Filipinas.
La Guerra del Pacífico lo encontró lejos de su país pero ni bien se enteró de las necesidades de su presencia en combate retornó a Perú para armar un escuadrón de resistencia y ataque.
El ejército del norte que formó y encabezó fue el que libró la última batalla contra el enemigo Chile.
A pesar de entregar todas sus fuerzas y genio militar en el ataque que lideró fue superado por el enemigo y cayó prisionero de él.
Fue liberado bajo juramento de no volver a enrolarse en la guerra, pero ello iba en contra de su naturaleza y así es que se rearmó y se unió a la resistencia hasta que en la batalla de Huamachuco volvió a caer prisionero pero no tuvo la suerte de la vez anterior y el enemigo terminó ejecutándolo.
De acuerdo a la historia, su última acción fue escribirle una nota a su padre, de quien se despidió con afecto y le informó que estaba detenido e iba a ser fusilado por defender a su patria.