En una actualidad donde gran parte de lo que sucede nace, está asociado, o se replica al instante en las redes sociales causó un enorme estupor la noticia del violento asesinato de Tara Fares, una de sus totems y referentes, de tan solo 22 años.
Su asesinato fue ciertamente brutal: recibió dos tiros en la cabeza y otro en el pecho por parte de dos motociclistas que se acercaron al automóvil Porsche que conducía.
Paradójicamente, el día anterior a su deceso había sido una vez más noticia de tapa en su país por haberse convertido en la persona con mayor cantidad de seguidores en internet.
Dueña de una belleza deslumbrante, había nacido en el año 1996 y tenía ascendencia libanesa e Iraquí por sus padres.
También era la cara recurrente de diferentes marcas comerciales.
Su salto a la fama ocurrió en el año 2014 cuando llegó a la final del certamen de belleza Miss Bagdad organizado en su país.
También salió escolta en el concurso de Miss Irak.
La principal hipótesis que circula es que su asesinato está asociado a su alto perfil y exposición, algo que está vedado a las mujeres iraquíes.
Las autoridades policiales y gubernamentales de Irak aseguraron destinar todos los recursos para atrapar a los agresores y castigarlos duramente.
La realidad no para de demostrar que en los últimos años las mujeres que osaron rebelarse contra el status quo que la sociedad iraquí les impone, fueron cruelmente reprimidas con la muerte, hecho ciertamente inaceptable en tiempos donde causas como el #metoo y #niunamenos recorren y suman miles de adhesiones en el mundo entero.